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miércoles, 1 de junio de 2016

La educación en 2030

Siete de la mañana y  suena como despertador  un clásico de los Rolling en mi Iphone 20 ultra plus. Me encamino en mi coche  un día más al Instituto en el que llevo diez años trabajando. Continua lloviendo y ya van tres días seguidos, pero hoy además acompañan relámpagos y truenos. 


Son casi las 8  y comienza el continuo goteo de alumnos que al entrar a clase ya saben que tienen que coger su tablet personal. Hoy toca comenzar a realizar la tarea número siete del curso que se llevará a cabo en un total de seis sesiones. No se froten los ojos, están leyendo  bien. Una TAREA. Tiempo atrás quedaron las explicaciones magistrales en las que el profesor hablaba durante una hora donde el alumno desconectaba del mundo real y activaba el modo mirada perdida al horizonte, dejando que fluyera su imaginación. Ahora cooperan y trabajan en pequeños grupos para elaborar diferentes tareas propuestas por los departamentos al inicio del curso. Estas cumplen a "raja tabla" con los objetivos y contenidos marcados en el currículo de la Ley de Educación. La nueva. Llevamos seis en los últimos 10 años.

Ya son las 9 menos cuarto y los alumnos debaten, buscan información en sus tablets personales y realizan las diferentes actividades. Desde el inicio del curso todas sus labores las realizan en la misma. En ella, guardan todos sus trabajos durante el curso, por lo que es un elemento vital y fundamental. El bolígrafo y el papel hace años ya que pasaron al olvido. Mientras tanto, yo me paseo, resuelvo dudas y les planteo otras para que piensen y resuelvan diferentes problemas.

De repente, un estruendo tremendo invade la clase y, a continuación...apagón. Adiós tablets, adiós trabajos y adiós clase...Mañana será otro día, esperemos que no llueva.  



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