Francesco Volpicelli
“Muchos años después, frente al
pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella
tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo” y yo conocí esta obra,
ya sabéis que es Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, hace seis años
y gracias a un curso de literatura hispanoamericana. Sí, lo sé, las dos cosas
me dan mucha vergüenza, ¿cómo es posible conocer las aventuras de los Buendía
únicamente a los veintiún años y por medio de la universidad? Bueno, ¡más vale
tarde que nunca!
De todas formas, no me gusta
empezar con mis primeras lecturas para llegar a las últimas y seguir un criterio
cronológico, sino crear confusión en el lector y confesarle que, cerca de los
treinta, sigo viendo los “anime” japoneses (para las personas no locas: Dragon
Ball, One Piece, Naruto Shippuden, Death Note, etc.); bueno, mejor borrar la
frase anterior, o mejor añadir que mis primeras lecturas fueron los álbumes
ilustrados de mis hermanos mayores, pero enseguida pasé a los comics
acercándome a Dylan Dog. No sé cuánto y si se conoce en España, pero en Italia
es uno de los comics de género “Noir” más leído: cuenta las vicisitudes de un
detective privado en Londres que se ocupa de crímenes sobrenaturales (como los
dos protagonistas de la serie Supernatural) y tiene como colaborador el
bromista Groucho Marx, sí, ¡uno de los hermanos con el mismo apellido!
Como todas las personas de mi
generación, siguiendo las modas de los tiempos y después de las películas que
salían, leí unos libros de la saga de Harry Potter y el tocho bíblico El señor
de los anillos (bueno, “por lo menos no te drogas”, me decía todo el mundo), pero
tengo miedo de empezar la saga Canción de hielo y fuego de George Martin, ya es
bastante ver la serie (Juego de tronos) y esperar un año para que salgan las nuevas temporadas.
Otras veces he sido más serio y
menos al paso con los tiempos, “devorándome” Il fu Mattia Pascal (en castellano
El difunto Matia Pascal) del escritor italiano Luigi Pirandello, donde el
protagonista tiene la oportunidad (con la que a veces todo el mundo sueña) de
construirse una nueva vida.
Sin embargo, el amor para mi
tierra, es decir el Sur de Italia, me ha llevado a leer Gomorra de Roberto
Saviano, el único escritor que, entre muchas críticas, ha logrado hablar del
fenómeno de la “camorra” alejándola de Nápoles y tratándola como un problema internacional
(también español).
Pasando de repente al cine, el
cual considero tan apasionante como la literatura, quiero aconsejaros dos
películas que si no os van a gustar sois unos locos: Diarios de motocicleta e Into
the wild, las dos me dieron una sensación de libertad y me trasmitieron la
afición para los viajes; además creo que las dos examinan el tema de los viajes
como experiencias formativas para el ser humano.
Leer es viajar con la mente, con
la imaginación, por eso quiero acabar mi autobiografía lectora/audiovisual para
dedicarme a la lectura de Cuentos de la Alhambra de Washington Irving, una
perfecta descripción de la que considero la parte más bonita de España, Andalucía.
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