¿Qué pasa cuando un futuro profesor se hace esta pregunta: Cómo será la escuela en 2030?
La respuesta no tiene nada que ver con previsiones realísticas, sino con la percepción que cada uno tiene de la escuela hic et nunc.
¿Un núcleo de potencialidades a las que se busca dar voz, o un lugar lleno de conflictos y fallas?
Dos posiciones opuestas…pues, no lo sé. No puedo contestar.
¿Y si se lo preguntáramos a unos estudiantes? Qué opinarían sobre la evolución de esta institución y cómo se imaginarían a sus hijos sentados en las mesas?
¿Existirán todavía mesas y pupitres?
Los niños y los adolescentes…no tendrían la misma visión, está claro, pero seguro que se puede encontrar un mínimo común denominador: la escuela será súper-tecnológica.
Los niños se la configuran “espacial”, dando rienda suelta a la imaginación, en una perspectiva motivadora y emocionante. En cambio, los adolescentes piensan en la dimensión práctica de la tecnología: ¡todo será más simple, interactivo, menos aburrido y más rápido!
Ah…sí, ahora empiezo a ubicarme.
Una escuela que “se enciende” y “funciona”. Una escuela que convierte los pensamientos en imágenes que no necesitan ser explicadas, sino compartidas. Una escuela que corre rápido, al ritmo de los dedos que pulsan en el teclado, una escuela “conectada” y que permite a los alumnos conectarse entre ellos y con el resto del mundo.
Así poco a poco, se va redefiniendo el concepto de interacción y, sobre todo, el de relación educativa.
¿Y cómo será la relación enseñante-alumno en el futuro?
El profesor regañando a sus alumnos (salen risas, eh): “Pablo, ¡no se comparten imágenes inapropiadas! ¡Por favor, no se puede chatear durante la explicación”, o incluso “ Profe, me duelen los ojos, necesitan descanso”.
No cabe duda de que la tecnología y su progreso tendrán el papel de redefinir las costumbres escolásticas, lograrán modificar el idioma compartido por todos, incidirán en las relaciones enviándolas como misiles hacia la dimensión virtual.
¿Y qué papel tendrá la palabra “dicha” en la escuela del futuro? ¿Será capaz de estar al paso con la palabra escrita o con la imagen?
…Es fácil pensar en una futura escuela súper tecnológica, silenciosa, en donde solo se perciben unos pequeños ruidos que más se parecen a los de una estación espacial…
Shhhhhh…escucha… el débil zumbido la de corriente eléctrica que fluye, el chasqueante click de los ratones o el murmullo de los dedos sobre los trackpad…una escuela silenciosa en la que cada sugerencia “suena” acompañada por un biip, no caen bolígrafos en el suelo y el terrible chirrido de la tiza en la pizarra en solo un vago recuerdo…
Se pasará de los silencios densos debidos a los descubrimientos que regalaba la escuela “montessoriana”, a una escuela híper-tecnológica, donde el silencio será el resultado de la extrema individualización del aprendizaje y en donde la tecnología tendrá un papel fundamental.
Ahora sí que tengo la respuesta…
La escuela del 2030 funcionará en silencio, allí la vitalidad del aprendizaje será canalizada hacia una pantalla, para luego ser liberada y compartida de manera virtual.