En las nuevas clases de español para extranjeros donde me toca sustituir a otros docentes, siempre mando realizar una tarea para ver cuál es el nivel del grupo: deben escribir un correo electrónico a su yo del futuro y los animo a ser creativos porque alguien un día, "responderá". Ni yo creo en lo que digo, pero esta estrategia funciona para hacerlos trabajar, de hecho tienen muchas ganas de empezar a escribir.
En el nuevo curso, Roberto acaba de escribir después de los demás, no por tener dificultades, sino porque le gusta ser perfeccionista y es el que se lo toma más en serio. Me dice que, después de entregarme el texto del mensaje en papel, lo escribirá de verdad también en su correo electrónico, guardándolo con el título "Léeme en 2030".
El día siguiente Roberto no viene a clase y un amigo suyo me dice que su madre quiere hablar conmigo de un asunto importante. La llamo y quedo con ella y su marido a las 4 de la tarde en su casa. Durante las horas que quedan, me distraigo de continuo mirando fuera de la ventana, fantasticando sobre la posibilidad de una respuesta del futuro.
Cuando llego a casa de Roberto, hablo con sus padres. Los dos están muy preocupados por su hijo, el cual lleva un día sin comer y repitiendo "mensaje en español, el futuro no puede ser así", por eso, en cuanto profe de español, me han llamado para interpretar las palabras de mi alumno. Me hacen entrar en la habitación del chico que, temblando, me mira fijamente y me indica su ordenador. En la pantalla había un mensaje enviado por un tal Roberto Junior con fecha de envío 1 de enero de 2030. Antes de desmayarme, leo el texto:
"Querido padre, gracias a las nuevas tecnologías, tenemos la posibilidad de invertir las secuencias de los códigos binarios para enviar mensajes breves hacia el pasado a nuestros correos electrónicos, en pocas palabras podemos comunicar con el pasado programando fechas de entrega de los mensajes. Desgraciadamente los gobiernos, por miedo a los cambios que habrían podido causar, han prohibido enseguida el uso del método John Titor, el nombre de su inventor. Sin embargo, tú mismo me has autorizado a enviarte este mensaje para el 20 de mayo 2017. Te cuento brevemente, a través de las pocas palabras que me faltan, que con la tecnología podemos hacer de todo, incluso teletransportarnos. ¿Conoces la Realidad Aumentada? Ya es inútil, porque con los "Holo-relojes" podemos proyectar lo que nos interesa delante de nosotros e interactuar con este. A pesar de eso, en los institutos, los "Docen-bots" nos dan siempre unas aburridísimas clases, de hecho el de lengua y literatura italiana mañana nos explicará las estructuras morfosintácticas y no sabe que ya tenemos todo en los Holo-relojes.... tengo que apagar todo padre, el gobierno está desconectando el sistema Titor, espero pdr hbl otra vez contig..."
Cuando me recupero, intento tranquilizarme y tranquilizar al pequeño Roberto. A sus padres sólo le digo que su hijo tenía demasiado miedo por un examen. Lo que más me ha asustado de esta experiencia han sido los "Docen-bots", tan tecnológicos pero, al mismo tiempo, tan parecidos a nosotros.
Cuando me recupero, intento tranquilizarme y tranquilizar al pequeño Roberto. A sus padres sólo le digo que su hijo tenía demasiado miedo por un examen. Lo que más me ha asustado de esta experiencia han sido los "Docen-bots", tan tecnológicos pero, al mismo tiempo, tan parecidos a nosotros.
Qué profundo, Francesco. Muy bueno.
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias Francho!
ResponderEliminarMagnífico
ResponderEliminarMuchas gracias ;-)
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