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viernes, 20 de mayo de 2016

La educación en 2030

Año 2030. 9:00. Aula de Lengua y Literatura. Cualquier instituto de Alicante.

Entro al aula por primera vez en el curso, no conozco a mis alumnos, no sé quiénes son, ni sus nombres, ni su procedencia…solo sé que al cruzar el marco de la puerta, no hay ninguno que no tenga el móvil en la mano. Vamos, como en 2016 cuando realicé mis prácticas.
Me siento, y tras los buenos días les insto a que saquen sus tabletas, ya que los libros dejaron de usarse hace mucho tiempo. Cuando llevo diez minutos explicando las características del Romanticismo, me doy cuenta de que hay dos alumnos en primera fila jugando a uno de esos juegos que vienen en el dispositivo electrónico. Es decir, habían descubierto la manera de romper la barrera de seguridad y descargarse juegos para no prestar atención. Vamos, como en 2016 cuando realicé mis prácticas.
Afortunadamente el resto de los alumnos consiguen mantener la atención y la predisposición a aprender y consigo enderezar el rumbo de la clase, hasta que 5 minutos antes de que toque el timbre mando una tarea simple para casa que no les llevará más de 15-20 minutos realizarla. Veo que hay murmullo, algo no funciona, pregunto qué es lo que pasa y desde la última fila una vocecilla sobresale por encima del resto:
-          - Profe, que tenemos examen de Matemáticas, no mandes deberes.


Avanzaremos, sí…evolucionaremos, puede ser…pero no nos engañemos, hay cosas que no van a cambiar, ni en 2030, ni en 3054. 

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