La cuestión del libro en papel frente al libro digital parece ser complicada.
En efecto es imposible no apoyar tanto las tesis más románticas de Monica y Nerea, como la opinión pro-tecnología de Francesco: papel y digital son dos mundos diferentes, ambos tienen sus ventajas y sus aspectos negativos, pero yo creo que se puede ir más allá.
Estanterías y tecnología pueden convivir, no son dos enemigos haciéndose la guerra, sino dos realidades que, si integradas, pueden ser poderosas.
No hay duda de que la tecnología está cambiado modalidades y perspectivas, proceso que ya ha empezado y que no se puede parar, pero no os asustéis: el libro seguirá existiendo, no lograron sustituirlo la radio, la televisión ni internet, así que tampoco el digital podrá borrarlo.
¿Quién ganará? Quien será capaz de beneficiar de las ventajas de los dos formatos, disfrutando de un conocimiento que no puede prescindir de la tradición y que al mismo tiempo necesita difundirse, compartirse y actualizarse según las reglas de un mondo cada vez más dinámico.
La escuela en todo esto ¿qué papel desempeña? Como siempre, la escuela abre puertas, enseña a pensar y solo puede conseguirlo a través de metodologías innovadoras. Que el libro sea en papel o en digital poco importa.
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